miércoles, 31 de agosto de 2011

VIII

Desvelo

Pongamos que hablo de amor y del sonido de tu voz. Del eco fuerte que repercute en mi corazón y se extiende hacia cada vértice de mis tejidos. Pongamos que hablo de amor y de la fuerza que desprende tu mirada. De la locura que se desata en mi fuero interno si me adentro en tus pupilas. Caigo, y no recuerdo quién soy, ni quién fui antes de caer. Olvido mis actos. La profundidad aquí abajo es tan latente que se asemeja al sueño. Y yo soy un soñador atrapado en su propia realidad. Las palabras fluyen y juegan conmigo. Las observo bailar y desvanecerse. Todo aquí es distinto. Pongamos que hablo de amor y de tu risa. La carcajada convertida en melodía.  Serena, limpia, sincera. Pongamos que hablo de amor y agito mi corazón como bandera. Pongamos que yo soy un loco, y mis palabras, fruto de mi cordura.

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No, hoy no es domingo. Pero os dejo esta sorpresita fruto de mis días trasnochadores.
Parece ser que tanto mi lado periodístico como literario están equilibrándose de nuevo. Vuelvo a la carga.

6 comentarios:

  1. Pongamos que hablo de Madrid... como dice Joaquín.

    Los sueños a veces cobran más viso de realidad que la realidad misma.

    Beso grande, Marta.


    SIL

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  2. ME apunto al comentario de SIL.

    Saludos y buena tarde de jueves.

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  3. Supongo que lo más notable de todo es tu vuelta, si es que alguna vez te fuiste, de ese lado periodístico y literario.

    Gran texto, grandes emociones. Sigue escribiendo así, siempre y cuando sigas experimentando más cosas bajo la luz del sol para poder seguir nutriéndote de historias similares que escribir en esas noches en blanco (tintadas con tu letra).

    Un beso disfrazado, Marta

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  4. Muy buen escrito, con frases excelentes y una idea completa que le llega a uno. Muy bueno. Saludos.

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