sábado, 11 de junio de 2011

II


He perdido ya la cuenta del número de veces que me he parado a contemplar todo cuanto me rodea, y al final del proceso siempre llego a la misma conclusión: el mundo está loco. El mundo gira en su órbita y nosotros giramos en su propia locura. Una locura grácil, disparatada, absurda, patética, que se contonea con soltura ante los andares ajetreados de cada uno de nosotros. Señala con el dedo y se ríe, descarada, insolente, porque sabe que maneja a su antojo todo títere viviente. Y no nos damos cuenta.


No pretendo aportar una visión apocalíptica, ni mucho menos, yo siempre me he considerado más bien del grupo de los integrados*, de aquellos que se adaptan a las circunstancias y sacan su partido de ello- ¡Qué remedio!-. Mi propósito es aportar una reflexión global, una reflexión que, si se me permite, clasifico como realista y no pretende engañar ni escandalizar, simplemente exponer e ilustrar las cosas como son.

7000 millones de habitantes en el mundo, y a sus espaldas, una historia repleta de arte, cultura, tradición, guerras, revoluciones y movimientos que cambiaron el curso de las cosas. ¿Qué ha cambiado? Nada. Nos movemos en el presente, en la historia del presente. Con nuestros actos estamos conformando aquello que repercutirá en el futuro, la única diferencia es que los protagonistas no son aquellos personajillos sacados de otra época, somos nosotros. Y no somos conscientes. Nos comportamos como malcriados, somos los niños caprichosos de la historia; lo llaman la Sociedad de la Información, yo lo llamo la Sociedad de la no-formación. Porque terriblemente es así: no estamos formados. 


La sociedad no está formada, no está preparada, se desentiende de todo aquello que se le presenta complejo o problemático. Sólo unos pocos muestran la suficiente capacidad y entereza para encarar las dificultades, pero ¿y el resto?, ¿qué ocurre con el resto? No queremos escuchar sucesos escabrosos porque nos resulta desagradable, no queremos hablar de situaciones críticas porque "es mejor hablar de cosas más alegres", y así vamos. Esquivamos el disgusto y a ver si con un poco de suerte desaparece. Lamento anunciarles, señores, que las cosas no van así. Y lo primero de todo, poner los puntos sobre las íes; y a las cosas, por su nombre, que ya tenemos una edad, ¿o es que acaso llamamos al perro guauguau y al gato miaumiau? Pues con esto lo mismo. Tan sólo se trata de trasladar las viejas enseñanzas a la actualidad y adaptarlas a las circunstancias.

¿Que el mundo está loco?
Pues claro. La propia naturaleza guarda en sí misma esta locura que impregna cada uno de nuestros poros. Nos movemos en el frenesí de un cambio constante: cuando no se trata del clima, se trata de la política, de la vida familiar, de las relaciones y las amistades, del trabajo o las aficiones. Y en esta ebullición del cambio es donde se encuentra ese núcleo de locura disparatada. No es cuestión de evitarla o hacerla desaparecer, el objetivo no es disiparla sino aprender a vivir con ella, adaptarse a ella. Y del mismo modo que el primer homínido se buscó una cueva para adaptarse a los cambios del tiempo, nosotros también debemos encontrar aquella fuerza interna, aquella voluntad, que nos permita adaptarnos a este mundo inconstante regido por una sociedad igual de inconstante y aún primeriza.

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*Véase Umberto Eco, Apocalípticos e integrados. Barcelona: Lumen. 1965


 

11 comentarios:

  1. De lujo el post.
    El párrafo de ¨la sociedad no está formada¨ es impecable.
    La analogía de la adaptación urgente y necesaria a los cambios actuales con la de aquel hombre primitivo no tiene desperdicio.

    Un beso grande

    Eco : un grande como pocos.

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  2. Escribes muy bien, un grato placer leerte.
    que tengas una feliz semana.
    un abrazo.

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  3. Marta, se te extrañaba!
    Un placer leerte esta entrada.

    Cariños!

    =) HUMO

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  4. no puedo no estar de acuerdo con el post, mas no considero todo de aquella forma, desde mi punto de vista simplemente si se desea formar, la informacion debe ser informada de acuerdo a la formacion existen; para quienes no la desean, no es un problema, solo lo es, para quienes saben que muchas otras dificultades existen.
    una agradable critica, con el objetivo preciso de llamar la atencion conciente y provocar el acto de la inquisicion austera de fundamentos....
    cuidate, suerte ...^^

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  5. Me alegra muchísimo leer tu comentario, Leonard. Evidentemente, cada uno verá lo que yo he expuesto de forma distinta, e incluso no estará de acuerdo o tendrá una visión completamente opuesta, pero lo que pretendo es eso, generar debate o, como mínimo, cierta concienciación, como muy bien has señalado, por parte del lector. Muchas de las cosas que voy a escribir aquí serán bajo mi punto de vista, y claramente no todos las compartirán con todos sus matices.
    Ha sido un placer, pues, leer tu punto de vista.
    Saludos :)

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  6. Qué bien me cae nuestro Umberto.


    Mucha luz para ti, bella :)

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  7. Lo cierto es que su libro de "Apocalípticos e integrados", muy adecuado para todos aquellos que estudien periodismo o que estén interesados en el mundo de la información, es fantástico. Lo leí este curso para un trabajo sobre los efectos de los mass media, y debo decir que no se ha quedado para nada anticuado a pesar del año en el que fue escrito.

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  8. pasaba a saludarte. te dejo un fuerte abrazo!

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  9. Muy interesante tu visión Marta.
    La verdad es que todo parece la pescadilla que se muerde la cola.
    Pero mi visión es que tememos demasiado cambiar. El mundo no es mundo sin cada una de las personas que lo conforma, por lo tanto sus pros como sus contras tienen nuestros apellidos y voluntades. Soy de las que pienso que nada cambia, a no ser que decidas cambiar tú mismo.
    Y como dije antes, siempre tememos ese cambio, el soltar el lastre de lo ya sabido por la cometa de lo que pudiese ser. Como b muy bien dices, aceptar ese reto que es vivir.
    Aun así soy optimista y sigo teniendo fe en que las cosas pueden ir a mejor si nos lo proponemos de una vez por todas.
    Un besazo y gracias por haberme permitido llegar hasta aquí.

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  10. Mucho pides tú, Marta.
    Una cueva.
    Y además, ¿cómo puede uno adaptarse a lo inconstante? Es contradictorio en su propio enunciado.
    Me pinchas,eso está bien.

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  11. Querido anónimo, si no fuera una inconformista ante la visión general del mundo, me temo que no tendría un motivo real por el que seguir viviendo y luchando día a día.
    Y respecto a "adaptarse a lo inconstante", tienes razón en el hecho de que la frase en sí misma es contradictoria; pero sólo a primera vista, o al menos a mi modo de ver. No es lo mismo un cambio que tiene lugar cada milésima de segundo, que un cambio que sigue un proceso, una transición, que al fin y al cabo son los que suceden sin que nos demos cuenta.
    Yo me siento generalmente adaptada, nunca me ha resultado difícil adaptarme a los cambios, pero ello no quiere decir que no los cuestione. El hecho de que sucedan, ese hecho por sí mismo, ya equivale a cierta inconstancia. Recordando su significado, por inconstancia entendemos aquella falta de estabilidad y permanencia de una cosa. En el mundo no hay nada estable ni permanente. Todo empieza, acaba, y se sustituye por otra cosa, y nosotros vivimos con ello, adaptados a ello, porque nosotros, que también somos inconstantes, somos capaces de cambiar a favor del sentido que se marca.

    P.D.: sí, yo era muy fan de Heráclito.

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